lunes, 4 de junio de 2012

RESPETO A LA EDUCACION

                                             RESPETO A LA EDUCACION
                                              

Entre los contenidos de la educación el más importante es el del respeto a los demás. Esto, que puede parecer trasnochado, constituye la esencia misma de la educación que debe ir pareja a la enseñanza de los contenidos del saber que se transmiten de generación en generación.
Porque el hombre por naturaleza es social y vive en sociedad, el aprendizaje para favorecer esa convivencia es uno de los ejes fundamentales de su formación para realizarse como hombre. Cómo deben ser las relaciones entre personas no se tiene que tener por espontáneo, sino asumir que para que el hombre no sea un lobo para el hombre puede y debe perfeccionar su carácter acondicionándole para favorecer la vida social.
                                                                   
En un tiempo anterior se tendió a confundir en la enseñanza los conceptos de cortesía y educación. La cortesía comprende estilos de comportamiento, normas de etiqueta, lo formal de la relación social. La educación, en cambio, supone valores intrínsecos en la relación interpersonal, entre ellos el más trascendente es el respeto a los demás. Mientras que las normas de cortesía son variables según tiempos y lugares, porque sólo afectan a determinaciones formales de las relaciones en sociedad, las normas de buena educación deben comprender los hábitos permanentes propios de una relación entres seres humanos.
Asignar el fundamento de la educación al respeto a los demás puede parecer una manera de simplificar una tarea que en la práctica se presenta ardua. Educar supone una ocupación primordial en la sociedad que implica directamente a padres y profesores, e indirectamente, en mayor o menor manera, al resto de la sociedad: políticos, filósofos, abuelos, entrenadores, medios de comunicación, trabajadores sociales, voluntariado, etc. etc. De alguna forma, a cada persona le incumbe no sólo el ejercicio de la educación sino su divulgación, aunque una y otra en muchas ocasiones sólo reflejen mala educación.
Acercarse, por tanto, a lo que debe ser la educación es una prioritaria tarea social que con frecuencia en los tiempos actuales se desdeña por la prioridad de otros valores que se antojan más prácticos. Parece que entre los contenidos que se imponen en la actualidad en muchos ambientes de enseñanza el respeto ha caído en desuso, sin percibir ese segmento de la sociedad que con la pérdida del respeto la educación pierde su base fundamental
El respeto identifica a la persona como valor: Se respeta a la otra persona porque se le reconoce que como ser humano merece el trato propio de su condición. Se establece que la convivencia es una relación entre seres con capacidad de derechos que siguen a su condición de persona y, por tanto, del respeto igualitario y universal, que se deriva del fundamento mismo del derecho natural.
El respeto supone dotar a toda relación personal de una norma objetiva que implica el querer no dañar la sensibilidad de con quien se está tratando. En cuanto que ese querer es un acto voluntario y la percepción de la sensibilidad ajena un acto intelectual, se precisa de la formación del juicio para potenciar la voluntariedad el acto en la dirección adecuada y para experimentarse en la apreciación de la sensibilidad ajena. El respeto es un contenido necesitado de ser educado mediante la enseñanza de una intelectualización que favorezca el ejercicio de los actos que potencian los valores.
La aplicación de la idea de respeto desde los primeros pasos de la       La educación y enseñanza se materializa en la distinción de lo que los otros sujetos suponen frente al propio interés. Por la tendencia natural al dominio, la conjunción de todas las relaciones desde la posición subjetiva de cada cual tienden a considerar a los demás en el propio servicio, y si no se corrige esa tendencia la noción de respeto no cabe en la psicología personal. Por eso el respeto exige una cierta disciplina que conlleva a dominar las tendencias del propio interés para poder en toda relación prestar la atención que merece la otra parte, con la consideración de que en función del tipo de relación la condición del trato ha de ser proporcionada. Así, la valoración del respeto al niño en sus derechos como niño, la valoración del respeto en el trato con el profesor como profesor, de los padres como padres, de los mutuos derechos en la pareja, de los derechos del trabajador, etc. etc.
La exigencia que los educadores tienen que hacerse en este ámbito no es exigua, dado la trascendencia que la educación tiene para la estabilidad de las relaciones sociales. Del respeto en la escuela se sigue la mejora del rendimiento académico. De la educación en el respeto, en la vida de la pareja se evitarían tantos agravios de violencia doméstica. De la educación en el respeto, la vida política se realizaría con mucho menos acritud. De una cultura del respeto, la tolerancia y la animosidad hacia los mayores o discapacitados se verían positivamente afectada. De la generalización del respeto como norma fundamental de educación todas las relaciones sociales se sentirían favorecidas.
Por tanto, aunque la reafirmación del valor del respeto en la sociedad suponga un esfuerzo personal y colectivo, en especial en lo que concierne a las tareas de formación y enseñanza, merece la pena situarlo en un primer plano de la cultura social si pretendemos que la misma suponga una permanente referencia del valor de las personas sobre las cosas. 
 

                                 ¿Qué deberían hacer los padres?


                                                          
  • Darles caricias y cariño expresado de todas las maneras posibles. Cuantas más y cuanto más, mejor. Las muestras de amor son tan necesarias como la comida, el aire o el agua.
  • No escatimar en elogios y alabanzas. Los necesitan como estímulo para su desarrollo y para construir su autoestima.
  • Explicarles el motivo de nuestras órdenes y prohibiciones, aunque no las acepten o no las entiendan. No hay que entrar en discusiones interminables.
Deberíamos:

                                       
                                                            
  • Pedirles las cosas "por favor" y darles las gracias.
  • Permitir su inquietud, tan normal a esta edad, su espontaneidad, su iniciativa. Respetar su dignidad de personas, respetarles con mayúscula. Incluso comprender sus brotes de mal genio (sin que esto implique tolerar agresiones).
  • Acondicionar la casa para que en ella pueda vivir un niño pequeño, pueda jugar y expansionarse y no haya que estar continuamente prohibiéndole cosas.
 EN VALORES: "El respeto a la vida"

A lo largo de la historia de la humanidad encontraremos actos a los que podemos calificar de genocidio. Se llama genocidio al aniquilamiento total o parcial de grupos humanos. La trágica experiencia de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), con el aniquilamiento de millones de seres humanos, basado en el odio racial y religioso, significó un punto de inflexión en la conciencia universal en la búsqueda de la paz y la convivencia. Dentro de este marco la Organización de las Naciones Unidas, a través de la Asamblea General, ha procedido a condenar todo acto de genocidio y a exhortar a todas las naciones a tomar medidas efectivas para evitarlo.
Es así que, en el año 1948, la Asamblea General de la ONU adoptó la Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio, que fue incorporada a las leyes argentinas mediante el Decreto ley 6286/56.
La Convención establece que el genocidio, cometido en tiempo de paz o en tiempo de guerra, constituye un delito de derecho internacional, por lo que los Estados se comprometen a prevenirlo y a sancionarlo.
Enumera una serie de actos considerados genocidio si son realizados con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso:
La matanza de miembros del grupo.

                                     
La lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo.
El sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que acarreen su destrucción física, total o parcial.
La adopción de medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo.
El traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo.

Los Estados deberán establecer las leyes correspondientes con sanciones penales eficaces para que las disposiciones de la Convención sean cumplidas. Todos los que cometan algún acto que pueda ser calificado de genocidio serán juzgados por un tribunal del Estado en cuyo territorio el acto fue cometido, o ante la Corte Penal Internacional.
No serán considerados políticos el genocidio o los actos enumerados anteriormente cuando deba procederse a la extradición de sus autores; en esos casos los Estados se comprometen a conceder su extradición de acuerdo con sus leyes y los tratados vigentes.

                                            ACTIVIDADES

                                      

El encuentro con personas que no son de nuestro grupo social de pertenencia puede provocarnos y desatar conductas diversas. En principio, estas personas nos parecen extrañas y al no comprender el sentido de sus diferentes comportamientos culturales (cómo se visten, cómo se relacionan entre ellos, cómo hablan, etc.) los subestimamos, o incluso creemos muchas veces que nuestros comportamientos son los únicos posibles, valiosos o verdaderamente "civilizados".

                                                  
1) Leé la historia de Lira.
Lira, un sobrenombre como el que tienen todos los gitanos, vive con su familia en la provincia de Buenos Aires. En el barrio, de casas y edificios bajos, la mayoría de los vecinos son gitanos. A Lira le molesta que su mamá le haga las tradicionales trenzas, porque le tira el pelo. Pero igual, a ella le gusta ser gitana.


Tiene 12 años y usa polleras largas de distintos colores. En su casa viven doce personas: ella, sus abuelos, sus papás, sus cuatro hermanos, su cuñada y sus dos sobrinos. Su pieza tiene una cortina en lugar de puerta. Entre ellos hablan el romaní. En la escuela, los compañeros se burlan de su forma de


vestir y una vez hasta le robaron la cartuchera. Sus padres estuvieron a punto de dejar de mandarla, pensando que estaría más segura entre los suyos. Juega y dibuja sobre una gran alfombra de colores. Lira dice que lo bueno de ser gitano es vivir todos juntos, porque nunca está sola y siempre tiene con quién jugar. A diferencia de lo que pasa con otra gente, los gitanos se pelean y a la media hora están juntos de nuevo. Lira quiere ser vendedora ambulante como su mamá.

Adaptación a partir de diversos testimonios extraídos de:
Inés Tenewicki y Yanina Kinigsberg, Chicos gitanos, 
Colección Iguales y diferentes, Buenos Aires, AZ Editora, 1998.

2) ¿Podrían considerar a Lira o a algún chico gitano como un "semejante"? ¿Por qué?

3) Luego leer la historia completá las siguientes frases:
     • Mi vida se parece a la de Lira en ................................... .
     • Mi vida se diferencia de la de Lira en ............... .
     • De su vida me gusta ............ y quisiera conocer más sobre ......... .
     • De su vida no me gusta ........... .
     • La manera en que vive Lira me parece ...................... .

4) Imaginá (o recordá, si tuviste la oportunidad de vivirla) alguna situación de encuentro con un chico cuyas costumbres provienen de otra cultura, por ejemplo:

·un vecino nuevo que llega a tu barrio;
·un compañero que se incorpora al grado;
·alguien que conocés durante un viaje.

5) Una vez que te imagines o recuerdes la situación, respondé las siguientes preguntas:
a) Durante el encuentro: ¿qué sentiste?, ¿de qué hablaste?, ¿qué pensabas mientras tenías ese primer acercamiento?
b) Imaginá cómo sería la historia si fuese contada por el otro chico o chica y escribila. 

Fuente:
  • Propuestas para el aula. Material para docentes es una colección producida por el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, Secretaría de Educación de la República Argentina.
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